Es verdad que para que los seres humanos podamos tener una salud adecuada, tenemos una estrecha relación con los microorganismos que residen en nuestro cuerpo. Anteriormente, a los microorganismos que tenemos en nuestro sistema digestivo les llamábamos flora intestinal, pero este término daba por hecho que eran organismos que simplemente vivían dentro de nosotros, ahora sabemos que son parte de lo que nos conforma, y se le ha llamado órgano metabólico. De hecho, es bastante adecuado que podamos llamarnos “superorganismos”. Hoy vamos a dar una mirada más profunda dentro del maravilloso mundo de la microbiota intestinal y su relación con la dieta que consumimos para evitar problemas gastrointestinales.
Funciones de la microbiota intestinal
Al ser un órgano metabólico, tiene importantes funciones en la nutrición, la regulación de la inmunidad y la inflamación sistémica. Incluso se ha demostrado que los mamíferos que crecen libres de gérmenes tienen un desarrollo corporal distinto en comparación con los que sí convivieron con gérmenes. Por ejemplo, su pared intestinal, se encuentra atrofiada, algunos de sus órganos como el corazón, los pulmones o el hígado se encuentran bajos de peso, y lo más afectado, su sistema inmune se encuentra inmaduro, con niveles muy bajos de inmunoglobulinas.
En un estudio con ratones de laboratorio, se determinó que los ratones que no habían estado en contacto con gérmenes presentaban una mayor cantidad de grasa corporal que los ratones que convivían en un “ambiente regular” lleno de gérmenes. Esto a pesar de que ambos grupos de ratones compartieron la misma dieta.
El aumento de grasa corporal se puede explicar gracias a que la microbiota intestinal tiene enzimas que ayudan a transformar los carbohidratos complejos mejor conocidos como polisacáridos de una dieta, mismos que el intestino de una persona no puede digerir ni absorber en forma de monosacáridos y ácidos grasos de cadena corta (conocidos como AGCC).
Los microbios y los vertebrados evolucionaron juntos durante miles de años, creando una relación muy estrecha entre si al punto que el funcionamiento normal de la salud digestiva depende de la presencia de la microbiota simbiótica y cualquier alteración en esta puede provocar problemas intestinales.
¿Qué factores afecta la microbiota intestinal?
Los organismos que competen la microbiota, gracias a los años de evolución juntos, están estrechamente determinados por los diferentes tipos de fuentes nutricionales de cada ser vivo, por lo tanto, la microbiota intestinal será diferente entre omnívoros, carnívoros y herbívoros.
Dentro del útero, el ser humano no cuenta con microbiota de ningún tipo, pero al nacer, el tracto gastrointestinal se coloniza de manera inmediata. Factores como la vía de nacimiento, ya sea parto o cesárea, o la manera en la que se alimenta a un bebé a través del seno materno o a través de fórmula, puede afectar de una manera u otra a diferencias importantes en la microbiota intestinal que desarrollará el bebé. Esto se puede apreciar a través de la microbiota dentro de las heces fecales del lactante, las cuales muestran un perfil bacteriano similares al canal de parto y de la leche materna.
Inflamación intestinal
Como ya te contamos, existe mucha relación entre la microbiota intestinal con el sistema inmunológico, en especial porque muchas veces esta microbiota es nuestra primera línea de defensa contra agentes patógenos que pueden causar problemas gastrointestinales y otras enfermedades.
Una hipótesis apunta que en las sociedades donde la higiene es muy elevada, se han aumentado los casos de atopias, enfermedad inflamatoria intestinal y trastornos autoinmunes. Esto debido a que posiblemente la población tuvo una menor carga microbiana durante los primeros meses de vida. La presencia de esta microbiota intestinal es importante para ayudar a combatir las lesiones inflamatorias como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Se ha demostrado que la población de bacterias intestinales se ve afectada al momento de tener estas enfermedades.
Se especula que los desequilibrios en la composición de la microbiota, puede traer varias afectaciones como la falta de tolerancia hacia los elementos de la propia microbiota intestina, o que se desarrolle mayormente un tipo de bacteria, trayendo afectaciones como la susceptibilidad hacia enfermedades del sistema digestivo. Podemos concluir que el desequilibrio en el ecosistema microbiano intestinal y la predisposición genética podrían ser factores condicionantes para desarrollar una enfermedad inflamatoria intestinal.
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Fuentes de referencia: