Tener una dieta con alimentos de fácil digestión puede ayudarte a llevar de mejor forma una recuperación o como primer paso ante un cambio de dieta y tener una función digestiva adecuada. Pero ¿qué son los alimentos de fácil digestión? Aunque pareciera una respuesta bastante sencilla de responder, la realidad es que no lo es, todo siempre dependerá de un contexto… por ejemplo, para algunas personas los lácteos pueden ser muy pesados, pero para otras personas, productos como un yogurt o un vaso de leche podrían ser considerados como parte de una dieta de fácil digestión. Todo dependerá de diversos factores como la salud digestiva, los requerimientos del cuerpo de acuerdo con las actividades deportivas, o hábitos alimenticios en general. Pareciera que es más sencillo localizar cuáles son los productos que en definitiva son más pesados para la digestión y con los que diferentes profesionales de la salud concordarán.
Por ahora, vamos a indagar en diferentes tipos de dietas que, bajo su óptica particular, nos pueden dar una idea más precisa sobre los distintos tipos de alimentos que pueden ser fáciles de digerir y que nos ayudarán a mantener una mejor salud digestiva.
Alimentos de fácil digestión
Acá te dejamos 2 de las enfermedades del sistema digestivo más comunes y los alimentos que podrán ser recomendados por tu doctor o nutriólogo de acuerdo con la digestión y las necesidades particulares de cada persona.
Gastritis
La gastritis es una enfermedad gastrointestinal que se caracteriza por su sintomatología como: dolor estomacal severo, náuseas, vómito, sensibilidad a la presión, flatulencia y eructos ácidos.
Las dietas enfocadas en pacientes con gastritis generalmente incluyen alimentos como los siguientes para mejorar su función digestiva:
- Frutas. Recuerda consumir tus 5 porciones de fruta al día sin cáscara, evitando cítricos como el limón y la naranja, además del kiwi que también es muy irritante.
- Verduras. Si puedes hacerlas cocidas o al vapor, será mejor para que tu estómago pueda digerirlas mejor. Ejemplos: zanahoria, calabacitas y chayote.
- Carnes blancas. Estos tipos de carnes serán más sencillos de digerir que la carne roja que posee mayor cantidad de grasa. Recuerda que a la plancha estarán bien, pero usa poco aceite y evita que queden partes quemadas. Ejemplos: pollo, pavo y conejo.
- Pescado. Se deben de buscar aquellos que sean poco grasos o semigrasos, evitando pescados como el salmón. Ejemplo: vaso blanco, huachinango y atún.
- Lácteos. Se pueden tomar con preferencia en las versiones bajas en grasa. (leche light, yogures y quesos blancos).
Síndrome del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable, también conocido como SII por sus siglas en inglés, es un trastorno intestinal que se caracteriza por sus síntomas como cólicos, dolor abdominal, hinchazón abdominal, afectaciones en la función digestiva, gases y ya sea diarrea o estreñimiento.
El doctor podrá recomendarle una dieta que evita carbohidratos que son difíciles de digerir, a este tipo de dieta se le llama FODMAP, por sus siglas en inglés.
- Frutas: manzanas, duraznos, moras, cerezas, mango, nectarinas, peras, ciruelas y sandía o algún jugo o agua de estas frutas.
- Verduras y leguminosas: alcachofas, espárragos, col, coliflor, ajo y sales de ajo, lentejas, champiñones, cebollas, y algunos guisantes.
- Estas en especial, dependerá de tus hábitos alimenticios, ya que si nos las acostumbras tu cuerpo podrá tener reacciones poco favorables.
- Productos lácteos como leche, productos derivados de la leche, quesos blandos, yogur, natilla y helados.
- Productos de trigo y centeno.
- Miel y alimentos con jarabe de maíz alto en fructosa.
Iberogast®, recomendado para síntomas de trastornos digestivos
Cuando buscas mantener una buena digestión, el medicamento herbolario Iberogast® es tu mejor aliado. Cuando tengas malestares intestinales, toma Iberogast® para que en conjunto con una dieta balanceada puedas disminuir síntomas intestinales que están relacionados con la gastritis o al síndrome del intestino irritable, como dolor abdominal, inflamación, pesadez, calambres gastrointestinales (cólico), gases, náuseas, estreñimiento, diarrea no infecciosa, acidez, reflujo y más.
Fuentes de referencia: